Conozco un parque en el que no hay verdes árboles llenos de vida, hay negros troncos con ramas huesudas que señalan al pasar, su sabia es oscura y densa del cual emana un pútrido olor a muerte.
Los pájaros lanzan un trino al aire que suena a acusación.
Personas sombrías con collar al cuello son paseados por perros sobre dos patas.
Aquí no hay grandes conejos blancos que llegan tarde a una cita, hay enormes conejos negros sin ninguna prisa que te arrastran a inhóspitos agujeros.
Extraños edificios inhabitados están repartidos por todo el parque, testigos del no pasar del tiempo.
En el centro del parque, hay un lago de aguas turbias con un barquero que solo acepta monedas de plata como pago.
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